2008-06-06

Respirador Bucal.-

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
ESCUELA DE MEDICINA
OTORRINOLARINGOLOGÍA
DRA. XIMENA FONSECA ARRIETA





Los respiradores bucales se pueden dividir en dos grupos: Verdaderos respiradores bucales y Falsos respiradores bucales.

Los verdaderos respiradores bucales pueden deberse a causas obstructivas, mal hábito respiratorio, e hiperlaxitud ligamentosa.

Entre las causas obstructivas que pueden provocar una respiración bucal podemos tener:
- Alteraciones a nivel de las narinas
- Desviaciones septales
- Masas intranasales
- Hipertrofia de cornetes
- Secreciones nasales abundantes
- Hipertrofia de adenoides
- Atresia o estenosis de coanas
- Hipertrofia severa de amígdalas

Los respiradores bucales por mal hábito respiratorio en general son pacientes que en algún momento tuvieron algún factor obstructivo presente que condicionó este tipo de respiración, y que el paciente la mantuvo a través del tiempo a pesar de haber desaparecido la causa obstructiva inicial.

Además existen pacientes que tienen una hiperlaxitud ligamentosa. Característicamente son niños que tienen alteraciones posturales producto de su hiperlaxitud . Estos niños tienen una gran capacidad de flexionar sus articulaciones, frecuentemente tienen problemas de pie plano, pueden tener alteraciones en la posición de la columna y rodillas y la mandíbula inferior tiende a caer y el paciente abre la boca, esto último puede favorecer una respiración bucal.

Los Falsos Respiradores Bucales son niños que tienen la boca abierta; pero respiran por la nariz, algunos tienen interposición lingual entre las arcadas dentarias, y en otros casos se aprecia la boca abierta con la lengua apoyada sobre el paladar duro, en ambos casos son niños que tienen la boca entreabierta; pero no pueden respirar por la boca ya que está obstruída la respiración por la boca.
En algunos casos podemos incluir en este grupo también a algunos niños que tienen hiperlaxitud ligamentosa, boca abierta y respiración nasal.

La forma de evaluar al respirador bucal se debe realizar mediante una anamnesis detallada en la que se deben descartar todos los factores obstructivos antes mencionados, es importante que el paciente debe ser observado sin que el niño note que estamos analizando su respiración. Se debe realizar un examen Otorrinolaringológico completo, idealmente realizar una Nasofibroscopía que nos va a permitir no sólo evaluar los adenoides, si no los cornetes nasales, la presencia y aspecto de la mucosa y secreciones, y posibles masas intranasales, si no es posible ésto, una Rx de cavum rinofaríngeo.

En caso de sospecha de alergia es útil realizar un Test cutáneo, de preferencia sobre los 3 años. Se puede realizar también una determinación de IgE específica en sangre; pero no es el método ideal. Se deben tratar las causas obstructivas y los factores que estan condicionando la respiración bucal.

Es muy importante la evaluación Fonoaudiológica y la corrección del hábito respiratorio después de haber corregido la causa obstructiva en caso de haberla. De igual modo es importante la evaluación, pesquisa y tratamiento por el Odontólogo en estos niños.


Fuente: http://escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones/Otorrino/doc/RespiradorBucal.doc.

2008-06-05

Audición en riesgo.-


El ruido de los boliches afecta la audición de los jóvenes
Investigadores de la UNL comprobaron lo que todos sospechamos: la música a muy alto volumen produce una considerable baja en los niveles audiométricos. El fenómeno se agudiza con el uso de walk man y mp3.

Un joven escucha más antes de entrar a un boliche que después de permanecer apenas cuatro horas expuesto a música de muy alto volumen. Y lo que es todavía peor, el trastorno puede agudizarse hasta que los niveles de audición sean progresivamente menores cuanto mayor sea la exposición a los ruidos.

El dato surgió tras una investigación que realizaron profesionales de la FBCB de la UNL y del Instituto de Otorrinolaringología de Santa Fe, quienes evaluaron a 17 jóvenes que concurren habitualmente a boliches bailables de la ciudad. Después de efectuar audiometrías tonales, los investigadores descubrieron que en todos los casos se produjo un daño transitorio en la audición que puede llegar a causar -progresivamente- un trastorno permanente.

"La exposición frecuente a la música a muy alto volumen en discotecas -dice el trabajo- produce sistemáticamente un trastorno de la audición en todos los jóvenes de la muestra", algo que se agudiza con el cada vez mayor uso de walk man y mp3.

Cada vez escucho menos
Para arribar a la conclusión, los investigadores realizaron una audiometría antes de que los jóvenes ingresaran al boliche y otra luego, con resultados alarmantes: en todos los casos, se detectó un descenso significativo -entre 15 a 20 dB- en ambos oídos en las frecuencias agudas.

Luego se realizó una tercera audiometría (dos semanas después de la segunda), en la que los valores volvían a la primera situación detectada (antes de la entrada a la discoteca). No obstante, aunque el efecto es transitorio, no se puede pronosticar el daño que los ruidos causan en el largo plazo.

"Con el nacimiento recibimos alrededor de 30.000 células sensoriales, que no se reproducen más a lo largo de la vida, que tienen la función de transformar el sonido en impulsos eléctricos", dice el trabajo publicado en la última edición de la revista Fabicib. "Lo que no sabemos -dicen Jorge Kiguen y S. Walisewki, los autores del escrito- es cuántas células sensoriales se pueden perder en una única sesión en la discoteca", y qué tan grave puede ser el deterioro en los niveles de audición con el paso del tiempo.

"La acumulación de pérdida de células sensoriales termina produciendo un deterioro auditivo precoz y permanente", que no puede revertirse con ningún tratamiento. "Cuando el sonido es demasiado intenso, comienza a matar las células sensoriales del oído interno. Cuando el tiempo de exposición al ruido aumenta, más y más células son destruidas. A medida que el número de éstas células disminuye, también lo hace la audición", dice el trabajo.

Los ruidos
El hombre está capacitado para recibir, sin sufrir daño, sonidos de hasta 85 decibeles, que son los que causa el tráfico intenso o una cortadora de pasto. A partir de allí, los sonidos ya son considerados "ruidos", y pueden lesionar el oído.

Estudios previos afirman que es importante el porcentaje de gente joven que en Argentina ya padece pérdidas auditivas al comienzo de su vida laboral, justamente a causa de la exposición en boliches a ruidos que superan los 120 dBa, lo que excede en todos los casos las recomendaciones internacionales.

Los sonidos que escuchamos
0 sonido más tenue que percibe el oído humano
30 chistido, biblioteca silenciosa
60 conversación normal, máquina de coser, máquina de escribir
90 cortadora de pasto, herramientas pesadas, tráfico intenso. Ocho horas al día es la máxima exposición tolerable.
100 motosierra, martillo neumático
115 concierto de rock, bocina de auto. 15 minutos por día es la máxima exposición tolerable.
140 explosión, motor de jet. El ruido causa dolor y aún una breve exposición lesiona los oídos no protegidos.

Fuente: Prensa Institucional UNL

Screening Auditivo.-


Dra. Teresa Rivera Rodríguez
Servicio de Otorrinolaringología.
Hospital Universitario Príncipe de Asturias.
Universidad de Alcalá.
Madrid. España


Introducción

La detección precoz de la hipoacusia infantil es de gran importancia para poder iniciar una rehabilitación temprana, y así conseguir un desarrollo normal del lenguaje y de todas las capacidades cognitivas que de él se derivan.

La incidencia de la hipoacusia se cifra en cinco de cada mil recién nacidos según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (1). Si nos referimos a hipoacusias moderadas a profundas, las cifras oscilan entre 1 y 3 por mil, y si hablamos de hipoacusias severas a profundas, nos situamos en aproximadamente 1 de cada mil recién nacidos.

En España se realizó un estudio multicéntrico (2) en el cual se observó que la incidencia de la hipoacusia en nuestro país es de 7,69% en la población de riesgo, lo que supone 2,8% por mil recién nacidos en la población general. Las hipoacusias de grado severo a profundo tienen lugar en el 2,13% de la población de riesgo, es decir un 0,77% por mil recién nacidos en la población general.

En los últimos años se han puesto en marcha programas de detección precoz de la hipoacusia basándose en la incidencia de la hipoacusia y en la repercusión que supone el diagnóstico tardío de la misma. Se considera adecuado que el diagnóstico de la hipoacusia se realice en los primeros seis meses de vida, para poder iniciar en esta edad la rehabilitación. Este objetivo se logra con más frecuencia cada día, gracias a los programas de screening auditivo que comenzaron realizándose en la población de riesgo. Se basan en las directrices que preconiza el Joint Committe on Infant Hearing en Estados Unidos, que desde 1971 viene realizando múltiples revisiones y establece los indicadores de alto riesgo auditivo en la etapa prenatal, perinatal y postnatal , siendo su última revisión en 1994 (3). En España, en 1996, la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia (CODEPEH) elaboró un protocolo (4) para comenzar a realizar programas de screening auditivo en la población de riesgo (Tabla I).

El screening auditivo en población con indicadores de riesgo es la estrategia más utilizada, pero tiene el inconveniente que identifica sólo al 40-50% de los casos de hipoacusia (5,6), datos que se consideran suficientes para justificar el screening universal, como así lo preconizan el European Consensus Development Conference on Neonatal Hearing Screening en 1998 (7), la Academia Americana de Pediatría en 1999 (5) y la CODEPEH en 1999 (8).

Los programas de screening universal deben tener las siguientes características (5):
· Estudiar ambos oídos en al menos el 95% de todos los recién nacidos.
· Detectar todos los casos de pérdida auditiva bilateral superior a 40 dB HL.
· Obtener un índice de falsos positivos igual o inferior a 3% y un índice de falsos negativos de 0.
· Obtener una tasa de envío para estudio audiológico y confirmación del diagnóstico menor del 4%.
· El diagnóstico definitivo de la hipoacusia y la rehabilitación no deben prolongarse más de los 6 meses.

De los datos anteriormente expuestos se deduce que no solamente es importante establecer un programa de screening auditivo, a ser posible universal, como ya se considera obligatorio por ley en algunas Comunidades Autónomas de nuestro país, como Navarra y Extremadura, sino que debe haber una infraestructura de apoyo en los centro sanitarios con Unidades de Audiología Infantil que puedan llevar a cabo el diagnóstico audiológico de los niños que no hayan pasado el screening auditivo.


Técnicas de screening auditivo

Las técnicas de screening auditivo más utilizadas son las otoemisiones acústicas y los potenciales evocados auditivos del tronco cerebral.

Las otoemisiones acústicas (OEA) son señales acústicas originadas en la cóclea, bien de forma espontánea, o bien provocadas mediante estímulos. Los dos tipos de otoemisiones provocadas más utilizadas son las otoemisiones acústicas provocadas mediante click auditivo, que son las que se utilizan como técnica de screening neonatal, y las otoemisiones provocadas mediante dos tonos puros de dos frecuencias distintas, que son los productos de distorsión.

Las OEA tienen su origen en la actividad contráctil de las células ciliadas externas de la cóclea , por tanto el hecho de determinar la presencia de emisión nos informa del funcionamiento normal de la cóclea, equivalente a umbrales de audición menores de 30 dB. El estímulo utilizado es un click de 80 microsegundos de duración con una intensidad de 80 dB SPL y con una frecuencia de presentación de 21 clicks/seg, que se presenta a través de una sonda ajustada en el conducto auditivo externo (CAE). Para realizar un registro adecuado deben cumplirse los siguientes requisitos (9):

Es necesario comprobar que el estímulo se presenta de forma adecuada y para ello debe tener una morfología con una deflexión positiva y otra negativa en el primer milisegundo de estimulación.

· La intensidad del estímulo debe ser lo más cercana a 80 dB SPL
· El nivel de ruido debe ser inferior a 39 dB SPL
· Estabilidad del estímulo en el tiempo superior al 85%
· La diferencia entre las dos respuestas A y B debe ser inferior a 5 dB SPL.

Debemos también identificar si en el espectro frecuencial de la respuesta tras realizar una transformación de Fourier, hay emisiones acústicas 6 dB por encima del nivel de ruido entre las frecuencias 0,5 y 6 KHz. Tras este análisis de la respuesta ya sabemos si hay otoemisión, dato que confirmamos mediante el parámetro cuantitativo que mide la reproductibilidad de la respuesta, que debe ser superior al 75% (10).

En la actualidad las OEA se consideran la principal técnica de screening auditivo por su bajo coste y por ser una técnica que requiere poco tiempo de realización, oscila entre 2 y 3 minutos para cada oído. Además posee una alta sensibilidad y especificidad, que se cifra según algunos autores (11) en una especificidad del 83% y una sensibilidad del 86%. Se han desarrollado en los últimos años equipos más sencillos de OEA para screening auditivo que no requieren ninguna formación técnica del explorador y que facilitan la tarea del screening.

Pero las OEA también presentan una serie de limitaciones al ser utilizada como técnica de screening (12, 13). Requiere que el niño esté dormido y debe realizarse en una sala con escaso ruido ambiental, ya que el registro se afecta por el ruido ambiente y el ruido biológico generado por el niño. Es aconsejable realizarla a partir del tercer día de vida, porque en el primer y segundo días de vida el CAE suele estar ocupado por detritus, ya que otro de los inconvenientes es que el registro se afecta por ocupación del CAE y del oído medio. Pero la principal limitación de la técnica de OEA es el no detectar lesiones retrococleares, es decir, no detecta la neuropatía auditiva. La neuropatía auditiva se define como una pérdida auditiva en la que las otoemisiones acústicas están presentes, pero con anomalías en los potenciales evocados auditivos (14). La incidencia de neuropatía auditiva en la población infantil no está establecida . El Joint Committe on Hearing sugiere como factores de riesgo de neuropatía auditiva: antecedentes familiares de hipoacusia infantil, haber estado en una unidad de cuidados intensivos o tener hiperbilirrubinemia. Por tanto, en estos casos debería completarse el screening auditivo con potenciales evocados auditivos.
Los potenciales evocados auditivos de tronco cerebral (PEATC) pueden ser empleados como técnica de screening auditivo, ya que poseen una sensibilidad y especificidad óptimas, pero su coste es mayor, así como el tiempo de realización, y además requiere un entrenamiento del técnico que realiza la prueba. Se han desarrollado versiones automatizadas que facilitan la exploración para el screening (15,16).

El estímulo empleado es un click auditivo cuyo espectro frecuencial se sitúa fundamentalmente en frecuencias agudas y el umbral de audición se define como la mínima intensidad a la cual aparece la onda V. Desde el punto de vista de detección, la deficiencia auditiva se identificará cuando no se obtenga una onda V de amplitud y latencias normales con estímulos de 40 dB HL.
Existe otra etapa en la vida del niño como es la etapa escolar en la que también debería considerarse la realización del screening auditivo. El screening escolar se puede realizar mediante audiometría tonal mediante un barrido de las distintas frecuencias.

Es importante también tener en cuenta aquellos factores de riesgo de hipoacusia en los que la aparición de la misma puede ser tardía o ser de carácter progresivo (7). Entre estos factores destacan: infección por citomegalovirus, meningitis bacteriana, traumatismo craneoencefálico, historia familiar de hipoacusia y exposición a ruido y ototóxicos. La infección por citomegalovirus es la infección fetal más frecuente, ocurre en un 2 a 22% de nacimientos, de ellos solo en el 10% de los casos es sintomática (17). La incidencia de hipoacusia es del 15% en pacientes con citomegalovirus, con un 10% de casos con hipoacusia de comienzo tardío, tanto en los casos sintomáticos como asintomáticos (18), de ahí que sea necesario la vigilancia por parte de los padres y de los profesionales, a pesar de haber pasado el screening.

Tabla I: Protocolo para la realización de programas de screening auditivo en población de riesgo según Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia (4).







Fuente: Auditio: Revista Electrónica de Audiología. Vol. 1. http://www.auditio.com. © Auditio.com 2001


Sordera congénita a las palabras.-

Si un niño nace sordo, nunca aprende a hablar, a menos que reciba un adiestramiento especial; es "sordomu­do." Si la sordera se desarrolla en los primeros años de la vida, después de que se ha adquirido el len­guaje, éste se pierde gradualmente, pero es posible readquirirlo por medio del método de lectura de los labios.

El lenguaje del sordo es áspero, mal modulado y desagradable, y suele hacer muchos ruidos peculiares con la garganta, resoplidos o gruñidos. Estos pacien­tes son inteligentes y vivaces, hábiles para la mímica y la gesticulación. Son indiferentes a los ruidos de la casa y no parecen entender lo que se les dice.

La sordera es demostrable a edad temprana mediante la observación cuidadosa de las respuestas del niño a los sonidos, pero no se prueba en forma precisa antes de la edad de tres o cuatro años. La técnica del reflejo psicogalvánico para probar la reacción a los sonidos y las pruebas del laberinto, que en general no tienen respuesta en el sordomudo, son a veces de ayuda.

En contraste, el idiota es estúpido en todas sus acciones y habla poco porque no tiene nada que decir. La sor­dera a las palabras, como defecto del desarrollo, es difícil de distinguir de la verdadera sordera. En gene­ral, los padres han notado que el niño con sordera a las palabras responde a los ruidos fuertes y a la música, aunque obviamente esto no asegura una au­dición perfecta, sobre todo para los tonos altos. El niño con sordera a las palabras no entiende lo que se le dice y hay retardo y distorsión del lenguaje.

Estos niños son vivos, activos, curiosos y a veces hablan incesantemente. Adoptan un lenguaje de su propio diseño y los padres atentos suelen llegar a entenderlo. Este tipo peculiar de lenguaje se conoce como idioglosia. También se observa en los niños que tienen gran dificultad para articular algunas conso­nantes. Aprenden a leer los labios rápidamente y son inteligentes para llevar a cabo sus ideas.

Fuente: http://www.websalud.cl/Fonoaudiologia/Articulos/Sordera_cong%E9nita_a_las_palabras/

Afonía y disfonía.-

En la adolescencia y al comienzo de la vida adulta a veces persiste el cambio de la voz que en el varón se observa normalmente poco después de la pubertad. Durante un tiempo, el indi­viduo se habitúa a su voz de falsete, pero general­mente se corrige por medio de adiestramiento.

La parálisis de los movimientos respiratorios, como en la poliomielitis y en la polineuritis infecciosa agu­da, suele afectar la voz porque impide la emisión del aire necesario para la fonación y el lenguaje. Tam­bién los trastornos del ritmo de la respiración pertur­ban la fluidez del lenguaje. Esto es muy notorio en las llamadas "enfermedades extrapiramidales," al gra­do de que el examinador puede darse perfecta cuenta de que el paciente trata de hablar en el momento de la inspiración.

La voz de escaso volumen se debe a la poca expansión de los músculos de la respiración y es otro signo característico; el paciente se encuentra incapacitado para hablar en voz alta o para gritar.
La parálisis de ambas cuerdas vocales causa afonía completa. El paciente pierde la voz y sólo puede ha­blar en secreto. Como las cuerdas vocales se separan normalmente durante la inspiración, cuando no lo hacen por estar paralizadas se produce un estridor inspiratorio. Si una cuerda vocal está paralizada, la voz se vuelve áspera, de tono bajo y ronca.

Otro raro trastorno acerca del cual es poco lo que se sabe, es la disfon/ía espástica. Nosotros hemos teni­do varios casos; todos correspondieron a varones o mujeres de edad media o avanzada, que por lo demás eran sanos, y que gradualmente perdieron la capacidad de hablar fluida y tranquilamente. Cualquier esfuerzo para hablar produce contracción de tocia la muscula­tura que interviene en el lenguaje, de manera que la voz del paciente se exagera y la fonación se dificulta.

Este es un trastorno neurológico de tipo indetermi­nado. Los pacientes no son neuróticos y la psicotera­pia no da resultados útiles. Este estado patológico es diferente del estridor causado por espasmo de los músculos laríngeos en la tetania.

Los cambios en el tono de la voz, que es un pro­blema común de los adolescentes, pueden persistir hasta la vida adulta; no se sabe por qué. El adiestra­miento de la voz ha ayudado a muchos de estos pa­cientes.

Fuente: http://www.websalud.cl/Fonoaudiologia/Articulos/Afon%EDa_y_disfon%EDa/

Anomalías de la articulación y fonación.-

En la práctica médica suelen verse algunas otras variedades raras de articulación deficiente. Una de éstas es el zezeo, en la cual el soni­do de la s se reemplaza con la z española, por ejemplo "zeco" en vez de "seco." Otro cuadro llamado lala­ción o dislalia, es muy común en la niñez temprana; se caracteriza por sustituciones múltiples u omisiones de las consonantes.

En las formas graves el discurso es casi ininteligible. Estos niños no se dan cuenta de que su manera de hablar difiere de la de las demás personas y se molestan porque no son comprendidos. Los grados más moderados consisten en la falla de pronunciación de sólo una o dos consonantes. Por ejemplo, puede hacer una pronunciación imperfecta del sonido de la > que suena como ), "rico y roto" suena como "yico" y "yoto." Se desconoce la naturale­za de este trastorno.

Se ha aventurado la hipótesis de que el desarrollo del lenguaje en algunos niños es tan rápido, que hay una falla parcial tanto del len­guaje de imitación como del de percepción. En gene­ral, el paciente se recupera de modo espontáneo de este trastorno, o si no, responde con rapidez a la terapéutica de lenguaje, que es mejor aplicar a la edad de cinco años.

Estas anormalidades son más frecuentes entre los débiles mentales que entre los niños nor­males, y siempre deben sospecharse defectos menta­les si se pronuncian en forma errónea muchas conso­nantes, máxime si esto persiste después de la edad de 12 a 13 años.

El trastorno del lenguaje que se debe al paladar hendido se reconoce con facilidad. Muchos de estos pacientes también tienen labio lepo­rino, y las dos anomalías juntas provocan interfe­rencia de la succión y, posteriormente, de la pronun­ciación de las consonantes labiales y guturales. La voz tiene una nasalidad desagradable y, con frecuencia, si el defecto es grave, hay escape audible de aire a través de la nariz.

Fuente: http://www.websalud.cl/Fonoaudiologia/Articulos/Anomal%EDas_de_la_articulaci%F3n_y_fonaci%F3n_%28zezeo_Y_dislalia%29/
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